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CONGREGACIÓN SIERVAS DEL SANTISIMO Y DE LA CARIDAD

CENTENARIO DE LA PASCUA DE LA SIERVA DE DIOS MARIA UPEGUI

7 DE JULIO DE 1921 - 7 DE JULIO DE 2021

El 7 de enero de 2021 la congregación comenzó un año de gracia jubilar con motivo del centenario de la Pascua de nuestra Madre, cuyo ejemplo de vida cristiana, laical y de consagración quedó grababa en el corazón de sus siervas, su familia y el pueblo antioqueño que fue depositario de su vida y de su obra y fue llamada por ellos al momento de fallecer: “La Dama de la Caridad” reconociendo en ella haber hecho de su vida cotidiana una ofrenda permanente de amor a Dios, y al necesitado.

En la historia del siglo XIX encontramos el inmenso regalo de una mujer que edificó a Medellín con su fe, su oración y su heroica caridad, dejando su legado de misericordia, del cual aún hoy en el siglo XXI estamos aprendiendo; la Sierva de Dios María Upegui con el servicio generoso y desinteresado y su don de entrega diario, nunca dejó de abrir sus brazos para dar, fue sacramento de Comunión, fecunda en la donación, dispuesta siempre a la solidaridad, siendo defensora de los pequeños, los débiles, los necesitados y los marginados. Dispuesta siempre a servir con sus gestos cotidianos.

Luego de dedicar enteramente su vida al servicio de los desamparados, trabajando 50 años como laica y después de fundar la Congregación Siervas del Santísimo y de la caridad 20 años como religiosa, el 7 de julio de 1921 un jueves día de la Eucaristía y  rodeada por sus hermanas en el Convento en la Plazuela de Zea, entregó serenamente su espíritu a Dios.

Vivió desde muy joven su vida cristiana en la plenitud de la fe y el amor, en medio de una vida sencilla y oculta.  La santidad la vivió en las cosas pequeñas, viviendo fielmente cada día las exigencias del bautismo.  Una santidad hecha de amor a Dios y a los hermanos, amor fiel hasta el olvido de sí misma y la entrega total a los demás.  Fue siempre el puente que favoreció el encuentro entre las autoridades eclesiásticas y civiles, pensando en la justicia y el bien de los hermanos.

En definitiva, su deseo fue extender el Reino de Dios, siendo una catequista sencilla, una maestra y una enfermera totalmente entregada que se ganó rápidamente el respeto y el afecto de todos los que se acercaban a ella. Su tiempo fue para Dios al que contemplaba y servía en los demás. Tuvo un inmenso amor por la eucaristía, y en todas sus obras se esforzaba por tener la Santa Misa y los Sacramentos para todos, realizaba largas jornadas por las calles de Medellín visitando los enfermos, llevándoles el santo viático, amor y consuelo.

Que la figura de la Madre María Upegui Moreno permanezca en nuestras mentes como una excelente modelo a seguir desde todas las virtudes que ella practicó. Nuestro deseo es que la vida de la Sierva de Dios María Upegui sea conocida y siga iluminando a todos los que nos consagramos a Dios para servir a los demás.

Recordemos hoy sus palabras de puño y letra que nos quedan como un gran testimonio a seguir: “Adorar a Jesús Sacramentado es un bien que no podemos merecer jamás”.

Que este centenario sea una fuente de renovación para nuestra misión Evangelizadora, desde el carisma de “Eucaristía y Caridad” que ella nos dejó como herencia. El año jubilar ira desde el 7 de enero de 2021 al 7 de enero de 2022; cada una de las celebraciones programadas serán dedicadas a homenajear su memoria y a darle gracias a Dios por su larga vida de una intensa actividad misionera y siempre movida por el amor a “Dios y al prójimo”.

Nos sentimos en comunión con la Iglesia universal desde la misión que realizan nuestras religiosas en todos los lugares donde se hace presente la Congregación. La figura de esta insigne religiosa y fundadora, permanece viva en nuestras mentes como una excelente modelo a seguir, llamada por la sociedad, la “Dama de la Caridad”. Sus virtudes resultan dignas de ser seguidas por toda la Iglesia. Que seamos siempre fieles al carisma que el Espíritu Santo suscitó a nuestra Madre Fundadora, María Jesús Upegui Moreno, que ella nos asista y acompañe desde el cielo.

Ella nos seguirá recordando que el sagrario fue su lugar preferido, que nuestras casas deben ser escuelas de caridad y de amor, para tener un encuentro íntimo con Jesús. Ella nos sigue llamando a la santidad y a ser testimonio del amor de Dios para otros.

Hna. Olga Elena Pérez Areiza

 y  Consejo General

Congregación Siervas del Santísimo y de la Caridad

LA DAMA DE LA CARIDAD

Nace en San Cristóbal, Medellin  -  Antioquia el  24 de octubre de 1836, en el seno de una  familia profundamente católica, conformada por Don Lucio Upegui Arango y María Jesús Moreno Velásquez, sus padres, y Vicente Nicanor su hermano. A pocas horas de nacida quedo huérfana y al cuidado de su familia paterna; su temprana orfandad marcaría el camino, que en su vida adulta, se trazaría en favor de los más necesitados. 

Su infancia transcurrió en el sitio de Aná (hoy barrio Robledo), en donde alternaba sus labores en el hogar, ayudando a su madrasta Mariana Echavarría y como costurera, oficio que luego le sería de gran utilidad en la misión del Orfanato y de la Casa de Enajenados, y ayudando en la iglesia de San Ciro de Aná hoy Parroquia de Nuestra Señora de Dolores en Robledo (Medellín, Antioquia). A muy corta edad comenzó a socorrer a los más pobres y a  brindarles su ayuda,  aliviándolos espiritual y corporalmente, preparaba a los más jóvenes para que recibieran en el seno de sus corazones a Cristo, cumplió con sus deberes de buena católica, asistiendo al templo, comulgando, dando limosna a los menos favorecidos y acompañando a llevar la comunión  general el último día del mes.

En 1856 comenzó su voluntariado con la Asociación del Sagrado Corazón, en el Hospital San Juan de Dios, también conocido como Hospital de Caridad; ella fue una enfermera, un bálsamo en la enfermedad, una ayuda espiritual para aquellos desgraciados que yacían enfermos en el Hospital. Con esta obra siguieron creciendo en ella, “La Dama de la Caridad”,  los deseos de seguir ayudando a los menos favorecidos.  Fue así como en 1873 instituyó en compañía de otras almas caritativas el asilo que albergó a indigentes y enfermos. En 1875 fundó la Casa de Enajenados y en 1877 la Casa de Huérfanos.  De estas dos últimas no sólo fue su fundadora, sino su impulsora y fue para estos pobres desgraciados maestra, enfermera, Madre, consejera, cocinera, abogada y defensora.

Cuando ya estaba segura que las obras a las que tanto amor les había profesado estaban a buen recaudo, casi todas bajo la tutela de las Hermanas de la Presentación, en 1899 decidió fundar una Congregación que se ocupara en socorrer a los más desprotegidos y de esa forma su legado quedara vivo en el tiempo, sus hijas  las Siervas del Santísimo y de la Caridad la Congregación que nació a principios del Siglo XX (en 1901 reciben el permiso para fundar) y que heredó el espíritu caritativo de la Sierva de Dios María Upegui sigue hoy en día brindando ayuda  a los más necesitados  y su carisma hoy más de un siglo después, continúa más vivo que nunca.

Después de dedicar su vida a los más pobres y necesitados el 7 de julio de 1921 muere en el seno de la Congregación Siervas del Santísimo y de la Caridad en olor de Santidad.

RESEÑA BIOGRÁFICA

Sierva de Dios María Upegui

Fundadora de la Congregación Siervas del Santísimo y de la Caridad

                                     Autor: Historiadora María Catalina Nicholls Vélez

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